Muse review


Título original: Muse

Año: 2017

Duración: 107 min.

País: España

Director: Jaume Balagueró

Guión: Jaume Balageró, Fernando Navarro, José Carlos Somoza

Música: Stephen Rennicks

Fotografía: Pablo Rosso

Reparto: Elliot Cowan, Franka Potente, Ana Ularu, Leonor Watling, Christopher Lloyd, Manuela Vellés, Joanne Whalley


Buena producción para una historia insípida.

Hablar del cine de terror y fantástico en España es hablar de Jaume Balagueró, si bien no es el único exponente, ahí están Paco Plaza, Nacho Vigalondo o Alejandro Amenabar, (por poner algunos de los más representativos), sí que es de los que más expectación consigue tras cada nuevo estreno desde que debutara con una de sus mejores películas, Los sin nombre (1999) y llegando a su máximo pico de popularidad con la saga de cuatro entregas de [REC]. En esta película, la primera tras cerrar la mentada saga con críticas algo tibias, nos vuelve a meter en el fantástico dejando un poco de lado el terror que tanto le representa y centrándose en el thriller, contándonos una historia sobre el destino y las maldiciones.

Samuel es un profesor de universidad con una profunda depresión después de que su novia se suicidara en el mismo baño de su casa. Atormentado por la culpa no puede evitar las recurrentes pesadillas que muestran la ejecución de una mujer en una extraña casa. A las semanas descubre que ha habido un asesinato exactamente igual al de sus sueños y decide investigar el caso para esclarecer lo que está pasando.

En términos argumentales esta cinta es un thriller de investigación de manual, tres cuartas partes se componen de búsqueda de pruebas, recolección de información e interrogatorios a secundarios. La fórmula no deja de repetirse hasta dar la sensación de que los personajes están en una especie de gincana, un juego de ingenio con un ritmo plano y sin despertar el interés de un espectador que ve como los minutos pasan pero la curiosidad por la resolución del enigma no aumenta. Destaca la trama secundaria del personaje de Ana Ularu, que huye del surrealismo de la historia principal para mostrar una trama más terrenal, creíble y con momentos más potentes y desagradables. Es una pena que el argumento no se haya afinado un poco más para hacer un ritmo algo más regular y evitar los diferentes momentos en los que los personajes van dando vueltas en los mismos elementos sin que la trama avance y conseguir que una hora y tres cuartos no se hagan largos.


Dirige su segundo largometraje en inglés Jaume Balagueró, es una adaptación de la novela La dama número 13 de José Carlos Somoza y creo que a esto se debe su ritmo algo lento y recurrente, este estilo puede encajar bien en un libro, son medios distintos y cada uno tiene sus estilos, lo que encaja bien en uno no tiene porque hacerlo en otro. Es por eso que las adaptaciones literarias tienen trampa y hay que saber hacerlas bien, porque la línea de hacer una versión fidedigna y una película con ritmo es muy fina y puede pasar como Muse que por querer hacer un producto de calidad sale algo muy descafeinado. En términos de dirección hay poco que reprochar, la cinta está producida y dirigida con un mimo máximo y es, sin duda, lo que mejor ofrece esta cinta. La atmósfera, la gama cromática, los diferentes escenarios... todos los elementos de producción, fotografía y ambientación sonora son difícilmente mejorables y nos preguntamos la gran película que podría haber salido de aquí si su argumento hubiera estado a la altura del resto de campos. Protagonizan Elliot Cowan (Howl) y Ana Ularu (Camera Trap), sus personajes se van desarrollando a lo largo de la cinta (y no siempre en el buen sentido) y son interpretados de manera solvente por el reparto, se les puede añadir en el cesto de cosas que si funcionan en la cinta. Sorprende el papel secundario del mítico Christopher Lloyd, con un personaje bastante cliché pero el carisma del actor logra que durante un rato pases este dato por alto. Se agradece la presencia de Leonor Watling (Los crímenes de Oxford) excelente actriz a la que últimamente vemos poco por la gran pantalla.

Cinta que recuerda a elementos de Los crímenes de Oxford y El código Da Vinci. No se puede negar que la película ha sido una pequeña decepción por las expectativas creadas, pero si obviamos los problemas con el ritmo argumental y la sensación de que la historia tiene pocos elementos realmente originales, nos encontramos ante una cinta con un gran cuidado a nivel técnico.

Firma: Oriol Hernández.