The Devil’s Candy review


Título original: The Devil's Candy

Año: 2015

Duración: 90 min.

País: Estados Unidos

Director: Sean Byrne

Guión: Sean Byrne

Música: Mads Heldtberg, Michael Yezerski

Fotografía: Simon Chapman

Reparto: Ethan Embry, Shiri Appleby, Kiara Glasco, Mylinda Royer, Ash Thapliyal, Jamie Tisdale, Pruitt Taylor Vince, Orion West, Stan Taylor


Metalera hasta la médula.

Estamos ante la segunda película del australiano Sean Byrne, director de la exitosa entre los seguidores del cine de género The Loved Ones, que logró sorprender por su historia dinámica, humor negro, originalidad y un entramado en la historia que resultaba altamente atractiva, por todo ello, la nueva película de este director ha sido esperada impacientemente por todos a los que nos gustó su opera prima, pero...

Su nueva obra dista mucho de ser como la primera, no me malinterpretéis, no lo hago como un agravio comparativo, pero es imposible no tomar como referencia y fijarse en su anterior obra, y al valorar su nueva propuesta quedar perplejo por lo diferente que resulta. En esta ocasión la estética y el heavy metal sustituyen a la espectacularidad y la sangre de su opera prima.

Jesse, su mujer Asrid y su hija Zooey se mudan a una casa donde años atrás hubo un parricidio. En el nuevo hogar algo no termina de encajar, es como si una fuerte energía demoniaca les rodeara. La aparición del antiguo propietario de la casa no hará más que agravar la situación.

Unos personajes mimetizados con la música que escuchamos, recorren los minutos del film, a golpe de guitarra, como flotando en un concierto de heavy, una historia sencilla donde importa más la estética y los personajes acorde a esta, que la propia historia en sí, resulta llevadera y entretenida, pero no nos descubre algo nuevo.

En el apartado artístico sobresalen Pruitt Taylor Vince como Ray Smilie el malo malísimo de la cinta, su propia presencia así como su mirada asustan bastante y representa el mejor personaje de la película. Ethan Embry como Jesse Hellman, es el protagonista principal, en esta ocasión presenta una imagen muy metalera y bastante diferente a todo lo que le habíamos podido ver hasta el momento en su carrera. Kiara Glasco como la hija de la pareja protagonista llamada Zooey Hellman, esta correcta en sus apariciones.

La parte más negativa del film viene hacía su final, porque durante todo el metraje vemos como técnicamente está muy bien, pero en este trozo de la cinta encontramos que el fuego hecho digitalmente no es para nada convincente. En la parte escrita, el guión, flojea también, ya que un final menos popular, más sangriento y más demoledor habría encajado mucho más en esta historia.

El cambio de registro en The Devil’s Candy, para algunos seguidores puede suponer un error porque esperaban el ritmo de la primera y esta última no les termina de encajar justamente por esto, pero si valoramos la película sin precedentes se disfruta porque está realmente bien, especialmente por su gran banda sonora, compuesta por temas de varios grupos Slayer o Metallica entre otros. Sean Byrne, ya es uno de los directores a tener en cuenta para los seguidores del género, así que esperaremos para ver que nos ofrece en su siguiente trabajo.

Firma: Gerard FM.