Phobia review


Título original: Phobia

Año: 2013

Duración: 84 min.

País: Estados Unidos

Director: Rory Douglas Abel

Guión: Rory Douglas Abel, Matthew Barnes

Música: John Avarese

Fotografía: Mike Aransky

Reparto: Michael Jefferson, Emma Dubery, Sarah Schoofs, Peter Gregus, Debbie Rochon, Sandra Palmeri, Jason Grimste


La sombra no es más que tu propia locura.

Para empezar a situarnos vamos a definir la agorafobia, enfermedad mental del protagonista, y que es el miedo a las situaciones en las que la persona percibe que pueda resultarle difícil o embarazoso escapar. Es un trastorno que impide a los que lo padecen hasta salir de casa, esto solo ya convierte a Phobia en un ejercicio de rodaje claustrofóbico y asfixiante.

Esa dificultad se traslada también a la hora de comentarla, no por lo que explica en sí, si no en como lo hace. Continuos flashbacks y ensoñaciones hacen que tanto nosotros como el personaje confundamos la realidad con la ficción componiendo un coctel explosivo un poco al estilo de I Am a Ghost de H.P. Mendoza. No es exactamente lo mismo, pero es de ese tipo de cintas en las que su autor parece que disfrute jugando con el espectador. No obstante nunca lo abandona a su suerte, todo está perfectamente explicado a través de un gran guión cuya autoría recae en Rory Douglas Abel y Matthew Barnes.

Contiene elementos muy positivos que tozudamente están colocados para que todo cuadre. Me estoy refiriendo a la inclusión de personajes a los cuales se agarra el protagonista como a un clavo ardiendo. Estos puntos de apoyo evitan que este film se convierta en algo monótono e inentendible, con lo que nosotros también estamos muy agradecidos.

Jonhattan es un joven agorafóbico que vive atrapado en su propia casa, la cual está plagada de unos home invaders la mar de violentos. Sufre visiones de su esposa muerta en un accidente de tráfico, del cual se siente culpable, y de una extraña figura femenina que le persigue sin cesar.

Magnífica película de Rory Douglas Abel que hace aquí su debut con algo muy arriesgado pero que le sale redondo. Está rodada como una obra de teatro y es espectacular en todos los sentidos, no esperéis por eso algo lleno de acción, aunque tampoco le falte. La dirección de actores es uno de sus puntos fuertes ya que los mueve como quiere dentro de una sola y diminuta localización, merito también de la fotografía de Mike Aransky, ya que consigue unos planos que nos dejaran con la boca abierta.

Las interpretaciones rayan a gran altura, empezando por un inconmensurable Michael Jefferson que hace suyo al protagonista sin grandes alardes. Evitar la tentadora sobreactuación hace que sea sumamente creíble. Los secundarios se mueven como satélites a su alrededor, pero también están soberbios. Empezar con Emma Dubery en el papel de Bree, una chica de los recados que acaba siendo algo más. El papel de esposa fallecida le toca a Sarah Schoofs y el de psiquiatra a Peter Gregus. No nos olvidamos de su amigo del alma, Taylor, encarnado por Andrew Ruth.

Sorpresa y de las grandes, positivamente hablando. Su calidad y originalidad la convierten en algo que a los amantes de un cine menos comercial les encantará. Bueno, a esos y a los que les guste degustar un producto muy bien acabado.

Firma: Josep M. Luzán.