Ghost Train review


Título original: Ghost Train

Año: 2013

Duración: 16 min.

País: Irlanda

Director: Lee Cronin

Guión: Lee Cronin

Música: Tapani Siirtola

Fotografía: Tom Comerford

Reparto: Owen McDonnell, Steve Wall, Matthew Dillon, Sean Gormley, Matthew Broe


Espeluznante vuelta al horror.

Cuando empezamos a ver este corto enseguida nos damos cuenta de que algo interesante va a ocurrir. Su excelente mise en scène presagia una historia llena de atractivos. Conforme va avanzando, ese extremo queda confirmado con creces.

Podemos afirmar que el formato de shortfilm se le queda pequeño, puesto que la historia da para mucho y al meterlo todo en sus escasos 16 minutos da la impresión de que se deja cosas en el tintero.

Tiene unas dosis de terror, misterio, drama y vuelta de tuerca final que lo hace muy atractivo y vistoso, quizás más de lo que en realidad es. No toméis esto como algo negativo, estoy hablando de sensaciones, seguro que Lee Cronin expresó a su manera un relato nostálgico de los tiempos felices de la niñez.

Una vez al año, los hermanos Michael y Peter, separados por la distancia, acuden a un parque de atracciones, ahora abandonado, donde su amigo Sam desapareció cuando eran niños. Sus vidas parecen marcadas por lo que sucedió en la atracción llamada Ghost Train. Este año Michael tiene algo que decirle a Peter, algo que intentará dar luz sobre ello y que cambiará sus vidas aún más que aquel fatídico día.

Gran ejercicio cinematográfico que parece como encorsetado, pero que sabe aprovechar con un ritmo envidiable todas las oportunidades que el formato permite. El guión, cuya autoría recae también en Lee Cronin, está muy bien estructurado usando unos inteligentes flashbacks. Otro de los puntos fuertes de la cinta es la fotografía de Tom Comerford, su aire mortecino y un tanto oscuro, ayuda a que tome un aire de tristeza y pesimismo. A eso también ayuda unas localizaciones impresionantes, donde la atracción toma gran protagonismo.

Representar a los niños ya en edad adulta, recae en Owen McDonnell como Michael y Steve Wall como Peter. Componen unos personajes antagónicos, con pocas cosas en común y eso queda perfectamente plasmado en unas sobrias interpretaciones. También nombrar, como no, a los niños, un trío de mozalbetes de aquellos que se dice traviesillos que son Matthew Dillon, Sean Gormley y Matthew Broe.

Los logros conseguidos dan fe de su calidad. Público y crítica parece que están de acuerdo en valorar con una nota altísima este trabajo. Razón no les falta. A la vista está.

Firma: Josep M. Luzán.