Doghouse review


Título original: Doghouse

Año: 2009

Duración: 90 min.

País: Reino Unido

Director: Jake West

Guión: Dan Schaffer

Música: Richard Wells

Fotografía: Ali Asad

Reparto: Danny Dyer, Stephen Graham, Noel Clarke, Terry Stone, Christina Cole, Lee Ingleby, Keith-Lee Castle, Emil Marwa, Neil Maskell, Adele Silva, Toby Richards, Billy Murray, Tree Carr


Mucha muerte, mucha sangre, pero aquí lo que no falta es el cachondeo.

Lo primero que piensas nada más empezar la película es que es ante todo inglesa, y no porque lo primero que se vea sea un plano de Londres en todo su esplendor, si no por el estilo, los diálogos, la atmósfera... en general todo es muy inglés y a mucho orgullo. Doghouse es una película que se te pasa en un suspiro y que probablemente olvidarás en un par de semanas, pero que me aspen si no te lo has pasado rematadamente bien mientras las estabas viendo.

Un grupillo de amigos ya entrados en los treinta y muchos que van a pasar el fin de semana al pueblo de la abuela de uno de ellos, una aldea de apenas cincuenta casas. El motivo es para animar a uno de ellos, un recién divorciado de los que lo llevan mal, aunque no tardamos nada en percatarnos de que cada uno a su manera tienen problemas conyugales en sus casas. Llegados al pueblo deberán afrontar una curiosa plaga de zombies e intentar sobrevivir como sea, al mismo tiempo que van estrechando sus lazos y sacando sus propias conclusiones de sus respectivas vidas.

Y por muy triste que parezca todo realmente la película es un desparrame de principio a fin, no pasan treinta segundos sin que alguno de los personajes suelte la parida de turno, algunas realmente graciosas, otras no tan acertadas, y con un elenco de actores muy bien escogido, plagado de conocidos (que no famosos) actores, a Danny Dyer lo hemos visto en Desmembrados, a Noel Clarke en Doctor Who, y a Stephen Graham en Boardwalk Empire o Snatch, siendo el actor de más peso y más carga dramática de todos ellos.

El problema reside en que quizás se han volcado demasiado en el humor y no tanto en la parte de la acción o el suspense, los zombies hasta el último cuarto de la película son prácticamente inofensivos, muy lentos, muy sosos y en definitiva, poco amenazadores, no por el trabajo de maquillaje que está bastante logrado, si no por el poco movimiento que tienen. Parecen más extras que están al fondo del plano para hacer bulto que no la media docena en primer plano que atacan directamente a los protagonistas. El recurso es más el de colocar a según qué personajes en según qué lugares y esperar a que se las arreglen para escapar: encerrados en una juguetería, atrapados en una tienda de ropa, atados en una silla...

El director, Jake West, con solo tres largometrajes en su historial, pero una dilatadísima carrera en cortometrajes y documentales, resuelve sin muchos problemas las levísimas caídas de ritmo para dar un poco de respiro al espectador y no se complica mucho la vida haciendo un trabajo limpio y sobrio hasta que al final de la película se suelta la melena y rueda casi seguidas, dos escenas de acción bastante interesantes.

Y es que la película es divertidísima, no tanto como, por ejemplo Shaun of the Dead (que es imposible de no relacionar a partir del segundo tercio y que ya no se te va a olvidar en el resto de la película) pero que cumple bastante bien, en parte por su ajustada duración y por otra la simpatía y carisma que tienen algunos de los protagonistas.

En definitiva, la película es ideal para verla con los colegas con un par de cervezas por cabeza y sin poner el listón muy alto. Esta claramente dos escalones por debajo que Shaun of the Dead en lo que al género de comedia con tintes de terror se refiere, pero es sin lugar a dudas un trabajo hecho sin muchas pretensiones pero con mucho cariño por este tipo de cine.

Firma: Oriol Hernández.