Martyrs review


Título original: Martyrs

Año: 2008

Duración: 97 min.

País: Francia

Director: Pascal Laugier

Guión: Pascal Laugier

Productor: Richard Grandpierre, Simon Trottier

Música: Alex Cortés, Willie Cortés

Fotografía: Stephane Martin, Nathalie Maliavko-Visotzky

Reparto: Morjana Alaoui, Myléne Jampanoï, Catherine Bégin, Robert Toupin, Patricia Tulasne, Juliette Gosselin, Xavier Dolan-Tadros


Frente al insípido cine de terror que se fabrica últimamente desde los EE.UU., se agradece una propuesta muy diferente llegada desde Francia. Producciones donde el terror es un ente angustioso, opresivo y claustrofóbico. La sensación al verla es de desconcierto y desasosiego, una película impactante incluso para el más endurecido espectador.

El repertorio de torturas utilizado por Laugier es realmente variado, mostrando un dominio de la violencia que en cada escena se torna más cruel. Todo esto unido a un guión original e imprevisible, escrito con maestría y llevado a cabo con total convencimiento, el resultado final conseguido es sublime. Siendo ésta una historia complicada de plasmar en la gran pantalla, ya que es muy fácil caer en el ridículo más absoluto.

La pareja de actrices formada por Morjana Alaoui y Mylené Jampanoï son todo un descubrimiento, realizando unas interpretaciones fuera de lo común y dando a sus personajes un realismo difícil de olvidar.

Con un premio a los mejores efectos de maquillaje en Sitges 2008, otorgado con todo el merecimiento, el resultado final está al nivel de una gran superproducción, teniendo en cuenta el bajo presupuesto con el que cuenta el film.

Francia a principios de los 70. Una niña llamada Lucie (Myléne Jampanoï), en paradero desconocido desde hace un año, aparece huyendo en estado de shock y con síntomas de haber sufrido una tortura indescriptible, tanto física como psicológicamente. Debido a la imposibilidad de la chica para dar explicación alguna sobre lo sucedido, a causa de su estado casi catatónico, habrán de pasar 15 años para descubrir la terrible verdad.

¿Sangrienta? Sí, pero ni una gota más de lo necesario, podría decirse que está rodada con “delicada brutalidad”. ¿Gore? También, pero sin caer en lo cómico, al contrario la tristeza inunda toda la cinta. ¿Sorprendente? Sería quedarse muy corto, porque no se ha visto una propuesta parecida, es única.

Obra maestra, cine de culto, imprescindible película para todo aquel que no sea fácilmente impresionable.

Firma: Sergio Bosch.